Hoy me trae la “Querella
argentina por los crímenes del franquismo” y una videoconferencia a la que
acabo de asistir con víctimas y juristas de ambos lados del Atlántico.
Salvando los casi protocolarios
asuntos técnicos, ha sido emocionante.
Pensamos que por el hecho de que
la actualidad no deje de depararnos malas noticias y atentados contra los derechos
humanos, hemos de olvidar lo que aún no se ha resuelto.
Si la injusticia no prescribe, la
necesidad de hacer justicia tampoco. Es la síntesis de todo lo que se ha dicho
en las 2 horas 30 minutos que ha durado. Y no se hizo largo, menos que
cualquier película en la que, aunque sea por mero aburrimiento, nuestro límite
de tolerancia queda superado. No, en este caso, los testimonios resultaron tan contundentes que suponía un gran
esfuerzo abstraerse.
Convivimos intensamente con una
rutina plagada de rupturas sociales, injusticias que se sostienen en la
legalidad sin por ello resultar menos dolosas, pactos entre poderes que se
apoyan y se otorgan el don de la impunidad. No es algo nuevo, y el paso del
tiempo no debe ser inconveniente para llegar a una resolución satisfactoria.
Los comentarios comunes son: hay
que dejar de remover el pasado para avanzar; que los muertos descansen en paz o
que en todas las guerras se cometen atropellos…lo que no se dice es que
aquí, terminada la guerra, se
firmaron sentencias de muerte durante 40 años más; que la libertad de expresión
no se conocía y que, como comentábamos al final del acto, los jerifaltes no
cambiaron en la transición, sólo la etiqueta del gobierno en virtud de algunos
usos eufemísticos del lenguaje, pero el aparato siguió su marcha. ¿O es que los
asesores, la iglesia todopoderosa y cómplice, los jefes de gabinetes, alto
funcionariado y demás, se fueron al paro?
Resulta irrisorio el “eslogan” del artículo 16.3 de la Constitución española ( no merece otro apelativo) a saber: ninguna religión tendrá carácter estatal… disculpen que no me levante (Groucho, cuánto te hubiera dado de sí todo esto) pero estoy escribiendo. ¿En qué universo conocido o por conocer vivimos en un Estado aconfesional??? Clama al cielo, si no fuera porque no existe salvo como elemento atmosférico, no es un interlocutor válido.
Resulta irrisorio el “eslogan” del artículo 16.3 de la Constitución española ( no merece otro apelativo) a saber: ninguna religión tendrá carácter estatal… disculpen que no me levante (Groucho, cuánto te hubiera dado de sí todo esto) pero estoy escribiendo. ¿En qué universo conocido o por conocer vivimos en un Estado aconfesional??? Clama al cielo, si no fuera porque no existe salvo como elemento atmosférico, no es un interlocutor válido.
La manoseada transición sirvió de
excusa para justificar que, aunque las cosas se estaban haciendo mal, como
hasta entonces, al menos no se hacían de modo violento. Vale, de nuevo hay que
reírse o llorar, rara elección. Se ensalzan voluntades y por poco les hacemos un
altar a estos transitorios
señores ( no recuerdo una sola mujer) por hacer el duro trabajo que les tocó,
entiéndase la ironía, de llevar al país por el camino anterior, sin novedades.
Parece que lo veo. Franco en el lecho y Juan Carlos a la cabecera, velando al
dictador: Juan Carlos, hijo mío, esto es lo que debes hacer, blablabla…
Es sangrante el asunto de las desapariciones , de los-as niños-as robados-as,
de los miles de personas que yacen en cualquier cuneta sin el respeto de la
sociedad, porque está dejando patente que todos los muertos no son iguales: unos gozan de monumentos conmemorativos y continuos homenajes, que para eso los
fascistas se las pintan solos, y los otros, los parias de la sociedad, los que
defendían un gobierno legítimo y democrático, desaparecieron en la sombra para
nunca jamás.
Eso es doloroso, pero casi me molesta más la actitud buenista de
tantos sectores sociales con el tema de la memoria histórica para quienes todo
son chorradas y fanatismos. A ver, ¿estos niños y niñas de la sociedad del
bienestar no saben lo que es perder algo en lo que se cree, que te lo arrebaten
de las manos, que maten a tu familia, que saquen a tus hijos de tus entrañas y
los entreguen a tus verdugos??? No salgo de mi asombro. Obviamente no lo saben porque no
lo vivieron, pero es tan extraño que no reconozcan el más mínimo atisbo de duda
de pensar que algo no funcionó.
No estamos hablando de la Edad Media, hablamos
de anteayer. En la historia no ocurren las cosas de un día para otro, pero lo que
está claro es que por algún extraño motivo, sí se pueden olvidar con relativa
facilidad. Es casi más penoso que saber que una justicia amordazada por el
miedo y la connivencia con los poderes no deja que sepamos la verdad, porque
esto último sí está calculado. Por eso los países recurren unos a otros, porque
los Derechos Humanos son universales aunque no pasen de ser una declaración de
principios, en principio.
Y resulta, para unos inaudito,
para muchos necesario, que Argentina responda a la petición española y se
querelle con España por los crímenes franquistas. En nuestro país laico y aconfesional
todo esto es paja, destituyen al único juez que llega un poco más allá, en la
mejor tradición fascista, las formas no se pierden.
Pero el proceso no tiene retorno.
Del lado de allá me agradó que el idioma les dotara de tanta riqueza. Aprendí una palabra que nunca había usado en nuestro contexto. Me gusta que llamen a las cosas por su nombre. Aquí los llamamos
crímenes, pero ¿qué ocurre si esto es masivo? Crimen parece aludir a algo esporádico y sin continuidad,
pero allí tienen la palabra que cabe aplicar, lo llaman exterminio. Me parece ajustado, preciso
y carente de artificio. Las cosas
por su nombre, insisto.
Definitivamente, creo tener más en común con algunos argentinos que con muchos españoles. Y dejo de lado lo
impecable de su discurso, aunque me subyuga, pero francamente, hemos necesitado
30 años para dejarnos de la monserga de la transición como si fuera el último
toro sagrado y empezar a enfrentarnos con y por nuestro pasado desde un plano
más visible.
Todo-as tenemos muerto-as que
enterrar, y lo ideal sería que el propio Estado lo asumiera, pero ya que no es
así, Argentina es una puerta de par en par.
Si alguien no lo ve, le animo
encarecidamente a que se encomiende a santa Lucía.