La sesión había comenzado cuando caí rendida en el sofá.
El sábado me desbordó el trabajo.
El domingo, tras un funeral, regresé a casa con la energía justa para salir a
correr. Resultó curioso que durante la carrera volviera a coincidir con algunas personas
presentes en el funeral, ahora de paseo con sus hijos-as , en bicicleta o a pie…
mientras yo corría junto al río, un amigo querido despedía a su madre para
siempre, hasta nunca.
Quise desconectar de mí, el mundo
estaba fuera y la película dentro.
Del mismo modo que en la vida, nos adaptamos a lo que va surgiendo con mayor o menor suerte.
Amor y otros desastres, Alek Keshishian,
2006, fue el título elegido entre la maraña de canales absurdos con que
nos atormenta la televisión.
El film, agradable, sólo
necesitaba eso. El guión, comedia trufada de pequeños escalones donde quedarse
a pensar, si una quería, mínimo exigible. Me agradan las películas sobre
relaciones humanas, no románticas en exceso, tanto si hablamos del uso tópico o artístico del término. Ahora me aburren por igual el pasteleo y el drama
compungido. Mi personaje, al que seguí y
me enganchó para no apagar el televisor: un guionista homosexual en constante búsqueda de la relación ideal en el lugar-persona equivocado-a. Por momentos se asemejaba a una paráfrasis vital que reconocía en extremo. Enredos más o menos
logrados, a la usanza, no hay que obviar el carácter industrial del cine, estoy
de acuerdo. Su mejor amiga, una chica atrapada entre el papel
de celestina y el de Holly de
Breakfast at Tiffany's, Blake
Edwards, 1961. Difícil cocktail, aunque todo depende de la adaptación.
El personaje igualmente resultaba familiar, miedo al compromiso, sexo sin amor,
amor sin sexo… en el cine…la vida a ratos.
Bien entendido todo es salvable,
se trata de ficción, obvio. La vida es insalvable en muchos casos.
Planteada la trama, casi todo
puede ocurrir, tras la astucia de
barajar opciones de triunfo o fracaso se nos presenta la auténtica dificultad:
hora y media de entretenimiento no es suficiente para saldar el día.
Hice amagos de trabajar, tan
torpes que ni me di por enterada. Continué en el sofá, ¿la tarde de los
protagonistas gays? Lo ignoro. Como los demás, el título de la siguiente, Vincent Garenq,
2008.
Un chico homosexual que desea ser
padre se enfrenta a todas las dificultades posibles que, también en la
realidad, nos afectan. Ruptura de pareja por desacuerdos en este punto,
adopciones frustradas por su orientación sexual, vientres de alquiler… lo
mejor: el accidente de coche ( encuentro-choque ) en el que Fina entra en escena, finalmente mantienen una amistad apasionada entendida
por ambos de distinta manera. De nuevo la vida en el cine… a ratos. Pero no estoy para hablar de cine.
Esa tarde me quedó la certeza de que amar es desastroso desde cualquier punto de vista. Si existe continuidad, al primer espasmo cerebral le sucede la rutina que descarta, casi de manera tajante, la motivación. En caso contrario, el olvido. ¿Tal vez se trata de una mera elección…? No me lo creo, nunca pude comprobarlo.
Pretexto: distancia, contexto: Banville: "las palabras no sienten vergüenza y nunca se sorprenden" , Antigua luz, Alfaguara, 2012.
Texto: Ausente. Otro modo de comunicación, si se quiere, basta con el silencio.
Prefiguración: Amor intermitente. Figuración: deseo intermitente, deseo…Configuración: duda …
Hoy duele la piel; duelen los labios, rotos de besos…
Mañana, otra escotadura. Otro
lugar que habitaré con ansia hasta el día siguiente…para volver a empezar…sin
demora.
Inexorablemente, tú harás lo
mismo. El tiempo verbal es aleatorio.
Precontexto: impaciencia proxémica. Insisto, "las palabras no sienten vergüenza...". Los gestos ignorados tampoco, añado.
¿Cálculo aproximado de error? Imposible.
Precontexto: impaciencia proxémica. Insisto, "las palabras no sienten vergüenza...". Los gestos ignorados tampoco, añado.
¿Cálculo aproximado de error? Imposible.
Las palabras no, pero el amor, si es que existe, sí siente vergüenza.
ResponderEliminarYo sí la siento, perdóname, si puedes.
Fantástica la referencia de "Antigua Luz", me has descubierto a Banville.
Demaine je vais à la librairie sans délai. Merci.
Sebastian.