"Los Adioses" es - entre otras cosas- un libro de Juan Carlos Onetti que sustraje a mi hermano mayor hace muchos años, sólo porque me gustaban el título y la portada. El libro en sí, nunca tuve valor para terminarlo. Es una edición del año 78, de Barral Editores, y cuyo papel transmutó su blanco pardo original en ocre amarillento. Las hojas están colmadas de cuentas, sumas, restas, números de teléfono, varios, diría que al menos 20, lo que me hace pensar que él -mi hermano-tampoco lo leyó. Más bien lo usó de libreta de anotaciones. Mis disculpas para el sr. Onetti.
El título me sirve, todavía.
Los adioses podrían albergarse de manera continua en páginas amarilleadas por el tiempo, o en libretas de notas, en cuadernos, diarios o cualquier espacio que determinemos para apilar las dudas. Sí, dudas también. Se me antoja que las dudas son primas cercanas de los adioses. Casi podrían hermanarse en muchas ocasiones.
Las dudas ( el temblor de la voluntad, la oscilación del ansia) cuando explotan y adoptan su forma más visible, derivan, matemáticamente, en los adioses, de ahí su dependencia, su escaso prestigio.
Los adioses, en cambio, pueden sobrevivir en varias direcciones: la frustración, el desengaño, el engaño...los adioses resisten, ampliamente.
Sin embargo, las dudas me protegen de un adiós iracundo, de la rabia, del miedo a equivocarme sin receso posible.
Las dudas me parecen tan nobles, me calma comprobar que "sólo" hay múltiples formas de hacer las cosas, incluso de desaparecer; me calma transigir, aceptar la derrota, quedarme a ver el día, sabiendo que en otro lugar, el mismo día es otro, para quien no soy yo.
Disfruto con la duda de lo que hago al tiempo que decido. Y así está bien. No podría soportar lo absoluto, porque hasta en los adioses fraguados serenamente, hay variables tan ciertas como inciertas.
El tiempo, qué tirano ,-inconquistable, añadiría alguien - todo lo abrasa o hiela.
El espacio, vertebrado en kilómetros, cuadrados o lineales, qué más da, si es casi infinito.
El ansia. Como medida no tengo referencias, más bien es desmedida, con todos sus sinónimos.
Los cientos de verbos con que arder o quebrarse; las miles de maneras de quebrarse, sin verbos...
Los adioses... las dudas...los comparto.
Los adioses se quedan a mitad de camino, las dudas prevalecen.
No sé cuánto más tiempo he de continuar. Por elegir un tiempo ,sin dudarlo, me perderé los otros.
Se trata del adiós, o de quedarse en él.
Sin miedo a equivocarme, me quedo con la duda.
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