lunes, 22 de diciembre de 2008

"A la recherche du temps perdu", probablemente.

Recupero la calma, sólo en parte.
Y demasiado es.
En estos tiempos todo es sólo en parte.
Nos damos en parte, entregamos ¿cuánto? ¿la mitad del tiempo, de las ganas, del deseo...?.
¿Qué porcentaje es válido para completar el enigma de la entrega?
¿Qué parte estamos dando, por otra parte?
Y lo que recibimos, es sólo parte de un algo no sé cómo o cuánto mayor, pero sé que no es todo, y lo sé, porque me dijiste, en parte.
También la despedida será en parte. En parte querida, en parte forzada.
La pérdida, ¿es en parte o definitiva?
¿En qué parte duele más? ¿ en la entregada o en la que no? ¿en la que me guardé, en la que te guardaste?
¿Y qué hay de los motivos? ¿son más ciertos los expresados o los omitidos?
¿Qué es más ambiguo, en estos casos, no decir, o desdecirse?
¿Qué parte no entendí?
¿Qué parte ansío?

Y en parte es la respuesta equivocada: El tiempo que no nos queda.

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