martes, 17 de febrero de 2009

Una foto al final, sólo una.

Estuve caminando de un lado a otro, recuperando sonidos, escarbando en la intimidad de las voces que salían de los botes de E. Valldosera, mirando entre las siluetas, entre las manchas de tinta, los cigarrillos tiznando de ceniza los lienzos, las múltiples proyecciones de elementos cotidianos en torno a los que gira nuestra vida, o ellos giran alrededor nuestro?, no sé.
Sé que estuve buscándote, también allí.
En la tercera planta, después de un sinfín de imágenes de varios autores, llegué a García Alix. Fotos nuevas, otras, las de siempre. Él, también el de siempre. Con lo que me gusta y con lo que no. Pero él.
Casi al final de las 200 imágenes que quizá componen la muestra, me quedé pillada por una foto pequeña, amarilleada por ser copia de época, de unos 20 o 20 y tantos años atrás.
El título, Nuestra habitación en México, cuando la miro me ahoga la melancolía, una habitación triste, vacía, sin habitar y sin lujos, sólo una luz llena de matices y una composión muy hermosa, eso, y mi envidia , porque estuvo allí, donde no puedo tenerte.
Me marcho, y vuelvo a la foto de México. Pequeña, casi perdida en medio de imágenes de mucha más potencia visual, enormes en tamaño y testimonio...y vuelvo y vuelvo...hasta que me quedo.
Aunque no me movido de aquí.

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