miércoles, 22 de febrero de 2012

Diferencias

Diferencia suele ser aquello que nos distingue, que nos modula con un valor
esencialmente dispar, original y único, que nos dota de alguna capacidad o
cualidad singular, discrepancia, diversidad...la defiendo, adoro la diferencia.
Cualquier asimilación de un ser a otro si no es casual, resulta indeseable.
La diferencia es el brillo de cada partícula esencial, la elección, tal vez
inconsciente, genética incluso, pero hermosa en su individualidad.

Diferencia también es la oposición tenaz, el matiz separatista que reafirma
la discusión y que añade , probablemente, dificultad a la comunicación.

Hablando en términos pictóricos o de color, los matices adquieren también
distintas comnotaciones, contrastes por complementariedad, por afinidad...
en cualquier ámbito que referenciemos podremos encontrar que la diferencia
adquiere varios sentidos.

La ambivalencia de algunos términos deriva en confusión, sin embargo, me
seduce pensar que todo tiene la posibilidad de subvertir su propio significado
en base a la relatividad o al principio de incertidumbre.

La seguridad de los horarios es afín a la conciencia del tiempo medido, a las
cuadrículas de los radares, a los histogramas de las gráficas o a las curvas
termométricas.
No obstante, la vida se parece más, será la influencia nefasta del capitalismo,
a los valores de bolsa, nunca se sabe qué puede ocurrir, de pronto se gana o
se pierde todo, el riesgo es el denominador común, el riesgo y la valentía de
"comprar o vender" en el momento justo, cambiar lo que poseemos por un
valor quizá en alza, sólo que mañana, o en unas horas, ese mismo valor
observa su línea caer en picado y desaparece de la pantalla luminosa de los
valores positivos, para formar parte, una vez más , de aquello de lo hay que
deshacerse, y en ocasiones es la "diferencia" la que marca el modo de
aprehender o desprenderse de algo.
Lo vital es el deseo, el valor que anhelamos. Lo necesario es el cambio,
la voluntad de concretar nuestras ansias.
Todo es legítimo, todo salvo la depredación. En ese instante, se descompone
el significado de los objetivos vitales transformándolos en meros caprichos.
Pasamos a ser cazadores o furtivos, peor aún, depredadores ocultos que
esperan el momento de satisfacerse sin la menor consideración.
Lo terrible es la diferencia. Mientras los furtivos son conscientes de la cacería,
nadie a su alrededor tiene conciencia de víctima, sólo ocurre cuando tras la
destrucción alguien se convierte en trofeo, en muesca en la culata del "rifle"
o en número en la lista de amantes, ¿qué más da?
¿La diferencia? Apostar y arriesgar la piel a conciencia o estar en el punto de
mira de un francotirador.
Pero en el bosque los significados de subvierten con facilidad.
Alguien acostumbrado a cazar no atiende a las señales de riesgo  y parece
probable que termine siendo más muescas en las culatas de varios rifles.
¿La diferencia? Ser consciente de la capacidad ambivalente no sólo de los
términos, sino de los significados que les otorgamos.

"Hay quien camina por el bosque, y no ve más que leña para el fuego" (Proverbio ruso)

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