jueves, 6 de febrero de 2014

Cápsulas


cápsula.
(Del lat. capsŭla, dim. de capsa, caja).

1. f. Casquillo metálico con que se cierran herméticamente las botellas después de llenas y taponadas con corcho.
2. f. Envoltura insípida y soluble de ciertos medicamentos desagradables al paladar.
3. f. Conjunto de la cápsula y el medicamento en ella incluido.
4. f. Pieza cilíndrica de metal que se ajusta a la chimenea de las armas y sirve para comunicar el fuego.
5. f. Parte de la nave espacial donde se instalan los tripulantes, si los hay.
6. f. Bot. Fruto seco, con una o más cavidades que contienen varias semillas y cuya dehiscencia se efectúa según el plano que no es perpendicular al eje del fruto; p. ej., el de la amapola.
7. f. Quím. Vasija de bordes muy bajos que se emplea principalmente para evaporar líquidos.


Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Se infieren otros muchos significados. Por extensión, cápsula es todo aquello que preserva una parte aislada para no contaminarse, derramarse, contagiarse, perderse, mezclarse con los elementos que la rodean. Aquello que protege o encierra, resguarda o separa.
Entiendo que vivimos así, pese a que salgamos de nuestra zona de confort de vez en cuando, esto no impide que nos traslademos en cápsulas, y en ocasiones, al salir de ellas, no reconocemos el espacio en que estamos. La rutina es una enorme cápsula.
Escogeré uno de los aspectos del significado: envoltorio de ciertos medicamentos que evita el sabor desagradable de éstos.
La cápsula siempre tiene la misma forma,  sin embargo, tal vez no nos fijamos en un efecto que sí cambia, la presión de nuestros dedos nunca es la misma, y el blister de platina se rompe de forma desigual dejando restos plateados por cualquier parte. ¿Imaginan abrir la platina con un cúter para no estropear lo de fuera?.
Resulta inconcebible, porque lo racional es que guardemos celosamente el interior y desechemos lo externo. Este símil, llevado al extremo, nos puede conducir a otras cuestiones aparentemente colaterales, pero que merecen cierta consideración. Guardamos nuestra casa, nuestra ropa, expulsamos fuera la basura, tiramos al contenedor – la cápsula guardabasuras- lo que no nos sirve. De igual manera, sacamos de nuestra vida lo que carece de interés, aunque los medios de deducción por los que llegamos a esta conclusión son a veces erróneos. Muchas de estas veces, la deducción la provoca el miedo. El miedo a contaminarnos de otros pensamientos, otros gustos, otras opciones o a sensibilizarnos con los problemas de los demás, que están fuera de nuestra cápsula, pero en otra. Por ese motivo evitamos películas dramáticas, violentas o de contenido agrio. Pasamos de canal cuando hay noticias dolorosas o hirientes, dejamos de llamar a un amigo cuando tiene problemas o deja de ser todo lo divertido que era antes … Ya, es cuestionable, pero se puede constatar que nos mantenemos a salvo física y anímicamente.
También nos encerramos en cápsulas emocionales, de dolor insoportable, cápsulas de tiempo perdido o letargo. Cápsulas de conciencia, anestésicas o de emotividad retardada. Cápsula es la huída que evita aceptar, comprender o luchar por el cambio. La representación de todo aquello que, concebido de modo excluyente, obvia cualquier opción externa. Así, sólo dejamos entrar, y muy de vez en cuando, algunas variantes capsulares que aportan novedades y satisfacciones, siempre que no se desvelen como elementos que alteren nuestra propia cápsula.
El universo entero se halla encapsulado como un enorme blister de medicamentos cuyo interior contiene en esencia más o menos lo mismo sólo que a todo el mundo no le sienta igual. En estos términos se expresan los efectos secundarios o las interacciones, nada produce el mismo impacto en cualquier organismo. Algunas cápsulas albergan algo valioso y/o extremadamente nocivo.
Gestionar esto permite que se filtren y compartan ideas y se abra una brecha indispensable para avanzar: la duda. Para muchos, la base del éxito parece hallarse en determinadas cápsulas agrupadas en torno a decisiones férreas y vocaciones inmutables a lo largo de la vida. No lamento disentir. El relativismo es básico, nada es igual o todo puede serlo. Los intereses compartidos conllevan intereses repartidos.
Me gusta saber  qué hay en otras cápsulas, cómo hacer para sacarlas  del blister, abrirlas o no, y desde luego, ver las virutas plateadas que esparcen a su alrededor provocando formas graciosas e inconscientes. Hay un dibujo imperfecto, siempre sorpresivo, que define la diferencia entre el interior impermeable  y la contaminación externa, aleatoria, caótica. Un caos más real que la cápsula en que elegimos vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario