martes, 4 de febrero de 2014

A la recherche...


Me llamó un amigo. Va a casarse. Bien.
Es un grado superior en la relación, o la licenciatura, quizá. No sé.
Sin haber confiado nunca en el programa convencional de las relaciones, reconozco que siento cierta envidia. Y se lo he dicho. Lejos de amparar mis dudas en el panorama común de las disquisiciones entre boda civil, eclesiástica, pareja de hecho y todas las variantes surgidas y por surgir, me refiero simplemente al hecho de aceptar, asumir, confiar en haber encontrado a la persona adecuada con la que crear algo conjunto. Cuando hablo de conjunto dejo de lado el binarismo complementario que parece connatural a emparejarse. Conjunto es amplio y no se agota en el aspecto matemático de la palabra, sino que desgrana todas las connotaciones de cuantas  cuestiones engloben las carencias, requerimientos o necesidades de cada cual, que, sabemos, no obtienen resolución en una sola persona. Sin embargo, el aspecto compromisorio del matrimonio conlleva aceptar como premisa que una persona encarna la mayoría de ideales recreados en el concepto de pareja. Insisto, siento envidia. Jamás lo he conseguido.  
Amparada en el maravilloso título de la película  … “No sos vos, soy yo” (Juan Taratuto, 2004) he dejado pasar oportunidades,  las he desechado o han desestimado mi oferta . El asunto es que por un raro azar de no coincidencias ando al ratón y al gato toda la vida . Desvaríos de una fortuna que no me dotó del extraño don de la elección o la vocación de compartir pan y cebolla. La ocasión pasó para creer en películas o cuentos de hadas buenas que transitaron la infancia sin discriminar el daño que hacían. A la hora de la verdad, la mayoría de nosotros cubrimos expediente entre el deseo y lo que creemos desear para llegar a la conclusión de que el amor verdadero no existe o en cualquier caso, no se halla donde lo andamos buscando. Porque eso sí, ¿hemos renunciado?? No definitivamente. La única definición posible del desvarío es que existen multitud de amores verdaderos y no acaban en una historia o en el lugar en que vimos a alguien por última vez. La auténtica revelación está en saber lo que somos y lo que necesitamos para vivir. Para unos, vivir es  el aprovechamiento del tiempo y las oportunidades, el cumplimiento de los deseos y la consecución de objetivos satisfactorios e inmediatos. Para otros, y no es que haya sólo dos apartados en este asunto, es la búsqueda. La búsqueda indefinida, que no indeterminada. Se sabe lo que se busca, mas no se acierta en el lugar o el tiempo, las coordenadas no son claras o carecemos de instrucciones. También puede ocurrir que, como mencioné al hilo de una entrevista al psicólogo Barry Schwartz, nos hallemos entre el grupo de los maximizadores, es decir, personas que esperan lo mejor sin saber exactamente si existe, ni siquiera en qué se diferencia eso mejor de lo que se tiene al lado. Lo cierto es que si los sentimientos se parecen a un laberinto, claro está que ahí no es, se debe encontrar la salida cuanto antes y continuar por otro lado . ¿Pardillos?? Puede ser. Estoy convencida de que algo de pardilla debo tener o quizá soy más positivista de lo yo misma creo, si no me demuestran fehacientemente algo, no tengo por qué aceptarlo. Todo es falsable, en eso estamos, pero que se me demuestre, por favor. Se podría pensar que estoy divagando, y sí, porque me gusta, porque conversar con este ente anónimo que es la red me provoca cierto alejamiento de la realidad palpable o impalpable, que de todo hay. La cuestión, en resumen, es que me alegro por mi amigo al mismo tiempo que reflexiono sobre la capacidad del ser humano para amar y ser amado…  las renuncias… o la suerte. ¿Quién sabe?. 

1 comentario:

  1. No soy tu amigo, soy parte de esa anónima inmateria. Me caso el 15 de febrero de este año, por segunda vez (y última), justo luego del día de los enamorados.
    Escribiría con gusto explicando las sensaciones y lo haré desde mi blog seguramente.

    Me gustó mucho esta lectura. (Para llegar a la meta hay que tirar los dados, si se quiere llegar o simplemente descubrir ciertas casillas. Jugar sin tablero también es interesante).

    Salud

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