domingo, 1 de abril de 2012

Tránsitos de riesgo


Iniciar un trayecto suele ser muy sencillo, basta seguir la línea de los días,
aparcar en el lugar indicado, mostrar respeto, las normas, las personas,
las señales, etcétera.
Detener el trayecto de súbito, como hachazo en el aire, aún no está previsto.
El resultado puede ser, cuando menos, traumático.
La distancia, que casi nadie aplica, volatiliza la seguridad en un instante.
Te empotras contra alguien, desplazas el corazón de su sitio, rompes el 
esternón, que a estas alturas, navega tibiamente por la sangre que borbotea 
del pecho. En un momento querrás hacer que se sienta mejor, colocar su 
cabeza sobre algo blando, que perciba tu rostro, tu voz amable, no te 
preocupes, dices, todo irá bien.
Al instante, los servicios de urgencias ratifican lo que estabas pensando.
Nada pudimos hacer, para cuando llegamos el cadáver lloraba 
desconsoladamente.
Deberíamos tener más cuidado si circulamos por la vida de alguien.
Los hospitales están saturados de corazones en silla de ruedas.
Lesión irreversible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario