martes, 24 de marzo de 2009

La misma película

"El mismo amor, la misma lluvia " de J.J. Campanella


Jorge: Escribir sobre amor, pasión, qué sé yo? , sobre el miedo, debería escribir, sobre eso, cátedra...


Laura: ¿Creés en el destino vos?
Jorge: Creer o reventar.


El aguacero apenas deja percibir los contornos de los coches, desenfoque perfecto.
Tremendo atasco. El tipo baja la ventanilla para vaciar en el asfalto el cenicero y la ve, el rostro levantado ansiando que la lluvia la empape completamente.´
Ahí arranca la historia, o termina quizá.

De nuevo esta película, la de las reincidencias, y el recuerdo de lo que sentí las dos ocasiones en que la vi, reincidente también.
Saber de los encuentros y desencuentros, de la lluvia,
los diálogos en torno a cualquier cosa, la locura de querer trabajar en lo que se ama,
la disgregación del yo deseador que ha de transigir para poder salir adelante,
las relaciones, el miedo al compromiso,
las veces en que dejamos de hacer por los demás,
las que dejamos de hacer por nosotras mismas,
la tiranía que ejerce en nuestra vida la pasión,
el deseo de estar en paz, el amor, la búsqueda, la necesidad de encontrar ,
el deseo...otra vez, y otra.

Después de la película , inventaba un lugar, uno donde te encuentre
(obviamente, un día de lluvia).

La vida que espera o no.
La lluvia, la misma lluvia, no sé si el mismo amor.
Pero creer o reventar.

domingo, 8 de marzo de 2009

I've got you babe.

Odiaba los boleros. El afán de pertenecer, la desmesura.
Odiaba las canciones de amor torturado.
El deseo obsesivo, la opresión de la búsqueda vehemente del otro.
Odiaba los pronombres, sobre todo los posesivos. Permanecía inmune a la pulsión de la sangre a punto de estallar entre las sienes rotas de celos. Desestimaba las razones de la pasión.
Tanto odiar lo que no sentía, que a veces acabé sintiendo lo que odiaba.

Las canciones, igual que las personas, tienen su recorrido. A veces nos cruzamos con ellas y en el encuentro se suceden tropiezos, afinidades, malentendidos, enamoramientos u olvidos.
A veces se marchan de nuestra vida dando traspiés, maldiciendo el momento de habernos conocido, y otras se arrebujan en nuestro costado agradeciendo el calor y las noches de insomnio, aunque ya no se repitan y el deseo mire hacia otros lados, terco en su afán de reducir a cenizas
la rutina.

Las canciones, no obstante, repiten unos ciclos, algo semejante a la playlist que gestionamos con mayor o menor suerte durante las relaciones, y su poder es tan efectivo como un telegrama directo al cerebro, justo ahí, y ramificado luego a todos los sentidos. El recuerdo es tan nítido como una fotografía, un lugar, una vida pasada, un deseo, alguien en nosotros...

Esta mañana, el océano huele a Ralph Lauren Hot y la playlist que trae comienza con Sarah McLachlan, Possession. De seguido, Ice Cream, luego quiero a Corinne Bailey Rae y I like to para continuar con Terez Montcalm y Close your eyes, Unattainable de Little Joy, I Never de Rilo Kiley y Soy tuyo, de Andrés Calamaro.
Nada es casual, el deseo revierte en las canciones y estas arremeten con furia, me rajan de un extremo a otro el cerebro, me ocupan. Y no voy a resistirme.
Es todo lo que puedo hacer para tenerte hoy.